
Cuando fuí tu único y eterno amor, cuando las promesas crecian cada vez más y éste amor las alimentaba de sentimientos sinceros y mucho más puros que todos los cielos. Cuando era todo color de rosas.
Cuando nos encontrabamos en el medio de nuestro jardín, en pleno otoño. Era la perfecta postal, mirarnos cada tanto, sentir el frío de la piél pero nuestros corazones ardiendo en amor; Soñar con envejecer juntos, y formar la familia que deseabamos.
Eso es lo que necesito, necesito de tí y que me acompañes. Las lágrimas no sanan heridas, creo que me hace cada vez peor saber que son lágrimas de aceptación. Porque sinceramente acepté que te perdí y nada del mundo te haría volver a mi lado.mendigandocordura.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario