sábado, 23 de febrero de 2013

Hola a la cadena de oro.

                                                                                       10 de Mayo, 1993
                                                                                                     o
              
                                                                                       10 de Mayo, 1995

Carta para la abandonada soledad y eterna compañera:

Hola a la cadena escondida entre pasto sintetico y detras del marmol negro del abandono.
Hola tal vez a mis millones de entierros, al baston de madera hinchada, que por ser un casi vegetal me dieron, es lo unico que me regalaron en toda mi vida en forma de "ayuda"... increible pero tan cierto, ahora que tan solo lo unico que siento cerca es la muerte, y olores de años, muchos que quisiera compartir adorablemente como una historia breve en la que pueda citar un sin fin de sucesos alegres y estimulantes para quien recien  comienza a jugar este juego, que nos lleva por el mismo camino a vos, a el, a ellos.
Pero no necesariamente ahora que no tengo lugar para necesitar algo, mi presencia ya es un gastadero de tiempo de mi propio tiempo... ¡que injusticia! para mi hija Marta y mis nietos, su marido tambie,n que por su puesto me detesta.
Hola tambien, de nuevo a la mañana que pudo haber cubierto tormentas, y algunos que otros melancolicos audazmente torpes escritores, que detestan la mañana que detestan la noche. Esta mañana inutilmente arrebatadora, salundando con el sol y algunas nubes, y otoño. Y creo que por milesima de segundo uno normalmente en momentos como estos, atina a construir pequeños altares a los pensamientos de tren, de pasajeros que nos situan en (llora) ...  ¡no lo se! Tan solo nos situan en el espacio en el tiempo que debemos sin cuestionar tan solo vivir, y admirar, vivir.
Otoño placer de cuerpos y pieles amandose entre la imaginacion, los arboles, entre el cristalino cielo y el reflejo del amor, para la bella un otoño sombrio asesino del vientre joven, que se abandono con tu progenitor buscando una luz clara, y lo abandonaste en pleno desarrollo. Me dejaste salir para verte desdichada, en el viento con la muerte juguetona de color violeta de cielo que vino a buscarte, apresurada por hacerte dar una o dos vueltas niña rizos de chocolate.
Me liberaste a una carcel de clima impuro, de viento viciado, de jungla sin arboleda, de poesias sin poetas, sin ti eterna poetiza de madre, tan solo ella.
Vi cuadrados en filas, y yo quizas ahora o en muy poco tiempo a sus lados podria estar y... que extrañar tan en vano ¿saben algo? cuando jugaba con mis hermanos en el jardin de mi casa, nunca y en el jamas de los jamases lo hubiera pensado. Y tomo del recuerdo a mi perro grande mucho mas que nosotros, mis vestidos rosas y de barro, y luna. Casi que nunca hubiera imaginado en perderme asi en esto... ¿como llamarlo? Los veo y les dejo en claro, no le sonrian a mi palida voz, no estoy despidiendome frente cuerpos entre tierras que nos vieron ebocar ilusiones de vida eterna, cuando he de extrañar las tretas historicas, amor por el lugar que pisamos y las veces que afinamos las manos y los pensamientos, fuimos tan solo uno.
No logro entender cuando fue que comprendi a la soledad, como un sistema de numeros, todo friamente calculado y fragmentado en retazos del corazon, por etapas sin cuestionar absolutamente nada, volvi a revivir lo de ayer, solo me ha quedado lo mismo de siempre.
Y uno por uno en fila como en el ejercito, cubriendonos con velos con trapos del frio... muriendonos.
Lo bueno cotidianamente ... porque creo mas en la cotidianeidad de los dias, y de como uno puede admirarse a si mismo por descubrir el error mas hermoso que viene despues de amar y perder: la soledad del mundo y la sencilles, magnifica e insignificante toda mia.
Toda como mi decision de dar un viaje pequeño por la vida y muerte de alguien que no ha venido ni a simplificar el mundo, ni forzar sesos nuevos entre montañas caidas sobre sus espaldas sobre alguien que dejo la humildad, calidez y vida en el unico lugar que podria vivir en muerte, en un recuerdo de muerte.

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