martes, 4 de diciembre de 2012

06:34 a.m

Desvelada, desvanecida... mas desvanecida y ausente.
En la hora del reposo, en la hora de un día nuevo, en la hora de un día lleno de tantos cajones viejos, y rayos que no aparecen para chocar contra mis pies y marcar de rojo "despierta" mi piel, blanca.
Desperté y no dormí, desperté a tu ausencia que vino a visitarme.
-"Hola"
Si, apareciste y naufragaste con tu alma en sueño, y viniste... y no estoy de la manera que quisiera.
Tampoco estoy para nublar de blanco y azul el cielo, ni soplar las nubes.
No estoy para ahuyentar tu mal humor, ni tus risas pintadas al oleo que no se distinguir entre gracia y desventura. Mucho menos para llorar las penas que me dejaste reposando esperando... ¿esperando qué?.
Para unirme al juicio de tu vida, en que no sabes de sabor, de la simpatica y absurda forma en que uno se propone asimilar, vencer, lograr... esperar, sólo eso.
Y hoy te quiero, (no mañana) mañana siempre.

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