No le temas amor a su adiós,
porque fue tanto lo que le has dado
que faltan motivos
para que se acomode el dolor
a tu lado en tu habitación.
Fue de pronto,
el enorme vacío lleno de motivos,
lleno de gritos que
ya no quieren evocar suplicas
ante tu rendición,
ante la renuncia a la lucha,
en el centro del alba.
Tal vez un día, lejano y nublado día,
hallare en las estrellas
una verdadera mentira,
que tenga sabor a la verdad
con la que tus labios
empaparon los míos,
el néctar favorito en mi soledad.
A lo lejos puedo encontrarme,
(si es que esa soy yo)
(si es que ese sos vos, amor mio),
con las ansias de tranquilo bosque,
que anida en tu alma...
Entendi que debias respirarme
para no ahogarte en tu mar.
Asi ha sido todo lo eterno:
justo y necesario.
Cuanto mas justo
mas sabor te deja a amargo;
tanto como el chocolate
que bocado a bocado
endulza los sentidos
hasta el ultimo rincon,
en su totalidad...
y ya no hay mas.
Porque mas: ahoga,
porque mas, quizas no sea posible.
Porque no entra, porque nos asusta,
y huye, huye lejos de mi.
Asi se vuelve el amor,
parte de un todo.
Sumiso tanto como peligroso,
dulce tanto como amargo.
Y yo te quiero en lo que hemos hecho,
no en lo que podriamos ser.
Porque no tengo certeza de nada,
¡no tengo la menor idea!
solo sè de lo que hemos sido,
y de lo que no pudimos aprender...
Una hogera en llamas,
tal vez buscando un lugar donde arder,
quiza renunciar a nuestro fuego,
o tal vez apagar las cenizas de una vez,
que se las lleve el viento,
que ninguna flor te recuerde a mi.
Y de una vez, lenta, larga y
dolorosa vez,
vernos partir al fin, en paz.
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