miércoles, 18 de marzo de 2015

Manos al acecho

Yo tomaría tu mano,
si tuviera los suficientes ovarios.
Si mi sinceridad acorralara tu cara
con la fuerza de mis deseos,
para obligarte a que veas 
que estos ojos no te mienten,
que estos ojos esperan a diario,
que estos ojos te son sinceros.

Créeme que agarraría tu vida
y le plantaría claveles,
también arboles a tu jardín,
para que alimente
el hambre de sombra y paz
que devora tu alma por dentro.
Y si no tuviera miedo,
recorrería toda esta ciudad
para saber donde vives,
donde te marginas a diario,
donde chocas tu cabeza contra la pared
cuando no alcanza todo ese azúcar
para endulzar tus días amargos.
Nos imaginaria en la puerta de tu casa,
mientras calco en mi imaginación tus labios
para besarte cuando se me plazca.
para cuando la distancia no nos permita
hacer caer la lluvia 
para correr a encontrarnos,
como dos tontos en las películas yankees de enamorados.
Voy a alimentar esta necesidad,
mientras me introduzco en tu habitación,
por su puesto dejo mi mente afuera,
ni la ética ni la moral me van a molestar,
no voy a pedirte permiso...
"voy a acurrucarme en tu espalda",
y después,
si Dios quiere algo, pues no me importa,
voy a hacer lo que queramos.
Voy a quemarme,
y si mañana todo es distinto,
ya conoceré el sabor de tus labios,
pueden ser de frutilla, o cerezos,
tus manos puede que sean luciérnagas
en la cama.
Y los sueños, y todas esas cosas...
por mi se pueden ir al carajo.
Por favor,
escucha lo que tengo para decirte,
mientras cierras tus ojos
y flotando en esa nube en tu cuarto,
me encargo de decir sin palabras,
solo con actos,
salvajes o tímidos actos,
cuanto me gustaría despertar
todos estos días helados a tu lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario