jueves, 13 de octubre de 2011

Tu rostro en la luna, mi llanto en el mar...

Querido amigo:
 Cuéntale que no lo olvido, que en la luna y en las estrellas su rostro todas las noches se refleja, cubriendo de resplandor a éste triste corazón que no sabe de penas ni glorias, que no sufre ni vive, que sólo ama, ama en vano.
 Dile cuando escuche "nuestra canción" que la oiga con el corazón, y baile con sus manos la danza de la agonía, que en ella se ocultan los pocos latidos que de mi él recuerda haber sentido, al tocar con sus dulces caricias, sigilosas y muy de prisa rozando mi pecho, que dejaba como rastro de su andanza el furor de la pasión marcado en todo mi cuerpo.
 Dile que no oculte mis cartas, que no las queme en el recuerdo, que las reviva constantemente sin ningún cansancio y con motivo de extrañarme suelte una lágrima; y dile también, que nunca, pero nunca olvide mi llanto. Que sepa como por arte de magia que él es lo único que siento, que sufro del desabrigo perdido de su piel lejana, que sufro del olvido, de la locura y el vacío. Porque hoy mi corazón late en un abismo oscuro, del cual por fin podre librarme el día que tomes un tren de regreso a casa, golpees a las 3 a.m la puerta de mi departamento, y cuando sorprendida te vea allí colgado del miedo como un péndulo, sin siquiera un "hola" me abraces y me digas "te quiero", así caminado al son de los latidos de mi corazón, des la media vuelta y te marches, olvidándote de mi y yo de ti y logres por fin arrancar ésta mala yerba que crece dentro mio, esa que no permite ver lo bueno que me dejaste y poder continuar viviendo, porque hoy no quiero otra cosa más que tu regreso... quizá, daría la vida por ti.

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