Domingo de lluvia, domingo de viento.
Domingo de estar-nos distanciados, separados, queriéndote.
Domingo de puertas cerradas.
Domingo repleto de este abismo de cuerpos refugiados por el colapso de los glaciares de las almas de hielo.
Domingo de tu voz, que no limpia las manchas de despedida de mi alma llena de escarcha, barro.
Ni un "te quiero" con olor a lluvia de julio, con goteras en mi espalda para que inundes tus penas.
Un domingo como hoy, que no firmamos contratos ni papeles, por el simple hecho de que no existe destino ni separación mas convincente que la de las miradas que ya no son cómplices, que ya no se ven como lo hacían antes.
Este domingo de prepararle un te a tu ausencia, que con cada sorbo me abandona mas. ¿Donde anidara el pájaro azul de canto de primavera, que bucea entre las grietas que separan la piel, las manos, las verdades, las inclemencias, lo no dicho, las ganas insaciables de amar hasta donde sabemos que uno no vuelve mas?.
Domingo en mi corazón que para mi es tuyo, que para vos, fruto maduro en la orilla del río, corriente lejos de ti.
Domingo en el que anido bajo un árbol con perfume a algún recuerdo, buscando que tus dedos vuelvan a mi en forma de flores... ¿como hacerlo en esta poca primavera?.
Esperar por tus caricias, a que sean primavera y viento a la vez, de ese que se escabulle en mi ventana acariciando las paredes que tus ojos nunca pudieron vislumbrar, cuando el sol tararea canciones de luna sobre la piel de dos amantes.
La cama tendida que nunca desgarraron las ganas (muertas, asesinadas, asesinas) de conocer el mundo que se esconde entre dos, que se hunde entre estas cuatro paredes.
Domingo de saber que nos faltaron muchas cosas, tantas cosas, que no se las lleva nada, que no se las lleva nadie.
¿Domingo de amarte por lo poco que fue lo nuestro, o lo mucho que podría haber sido?.
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