"No importa si amanece, créeme que no me importa."
Mientras toda esa nada ya no era dolor,
mientras todos los pétalos revivían,
y una dulce brisa marcaba corcheas entre tu cabello,
bailaban un vals nuestros pies,
el otoño tejía una enredadera
desde tu mano hacia la mía, y
galopaban tus dedos sobre mi cintura
haciendo un mapa
para la sed de volvernos a ver.
A la par de un río creciente
se hundía entre sabanas de sabia de roble
la musa que marchaba la nieve en el techo.
¿En que momento el desconcierto,
abrió de par en par esos ojos?
Mas bien... la realidad,
mientras me desprendía de tu latido
agazapado en mi espalda,
mientras me aturdía el sol
que hacia mover los girasoles que sin querer,
que sin darme cuenta, había plantado en tu pecho.
Mis pies en silencio,
mis latidos interrogaban,
mientras tu mano acariciaba mi espalda
me preguntabas:
"¿todo esta bien?".
Mis pies en silencio,
mis latidos interrogaban
mientras atinaba a abrirme el pecho
y dejar libre el alma,
que pose sus alas sobre tu cara,
fundirme entre vos y la nada.
Solo atinaba, solo atinaba.
El silencio, el espacio y la nada,
ahí vos, y sin mi.
Adentro un conjunto de sinceridad,
de un certero y aniquilable desencuentro.
De una noche de estrellas,
de nada, porque no había nada.
Pero estabas vos,
y yo te quería,
créeme que te quería,
o no me creas,
porque no esta quien yo quería.
Me recuesto ¿que mas da?,
tu aliento y un montón de polvo añejo,
y algún día, y este día te tengo.
Pobre de mi,
pobre de ti, mejor dicho;
que no conoces un tercio del dolor
con que naufragaba mi alma
en un pequeño mar de ilusiones,
de que esto algún día, fuera realidad.
La realidad de poder besarte,
cantarte al oído,
mostrarte la luna,
acurrucarme a tu lado,
ser todo, todo lo tuyo.
pero... pobre de ti.
Por haberte idealizado,
porque te veo,
y no te admiro,
porque te toco,
y no te amo,
porque el sol no encaja en mi cama
si estas vos,
que nada con vos es nada,
nada, créeme que nada.
Lo triste es que el existe,
que...
eras de verdad,
de carne y hueso.
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