Estuve esperando decirme adiós,
debo admitirlo.
Un adiós que me arroje
de esta vida al nuevo olvido.
Que quiebre la tierra en todo lugar,
y me resuma en algunas hojas secas,
en una silla frente al mar,
en una revolución,
o una risa fingida.
Da lo mismo,
pero estuve esperando por el olvido,
por quebrar mis penas
y abrirlas como un río.
Siempre que espero sucede lo inedito,
algo llama a vivir,
pues si no quiero no contesto,
y si no quiero me olvido.
Vuelo con alas empapadas en tinta
¡que alegría haberme perdido entre estas lineas!
Ya ni recuerdo el motivo,
ni los orgullos que me sentaron con un cigarro
a darle razones a este olvido,
porque cuando no se hacen visibles,
no quiebran tus piernas ni escupen tus sueños
uno ya es olvido, ya es olvido para siempre;
cuando no se lucha, por ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario