Hoy se ha encontrado con la tristeza, aquella niña tierna, llena de bucles, sueños y por ojos, unos candelabros brillantes, repletos de estrellas y constelaciones.
Se ha topado con una realidad dolorosa, cuando al sentarse en una banca, se ve obligada a cruzarse de piernas, con su infaltable postura forzosa para que el día de mañana no vaya a molestarle porque "queda feo", y también porque: "si estas todo el día doblada te va a crecer una joroba". Y mas bien lo único que crecía era ella. Ella con sus métodos, excusas, miserias, tristezas, que aplastan todas sus expectativas, porque cuando se crece, uno debe tener expectativas y nada mas.
"Hay algo mal aquí... en este banco mis pies llegan al piso, a ver... en esto otro también."
Ya lo ves, solo te encuentras en un banco, de una plaza, en una localidad, en esta ciudad, que a nadie le importa... excepto a ti. A ti que en ese banco ya no se siente ni se ve como luna, esa en la que puedes hamacar tus pies, y sentir el frescor de las estrellas fugaces entre tus piernas, no, ya no.
Ahora sus pies llegan a tocar la Tierra:
Tiene los pies sobre la Tierra.
"Esto de caminar por el cordón de la vereda se me hace cada vez mas complicado, estoy un poco mas pesada, y algunas cosas (en mi cabeza) me desestabilizan. Bueno, a la vereda otra vez"
Una mujer que ya no ve el precipicio rocoso que podría lastimarla si perdiera el equilibrio mientras camina sobre esa cuerda floja... porque tampoco hay alas que detengan su caída por si sus pequeños pies llegan a fallar. Pero al fin y al cabo, si de un tropezón sus rodillas dieran con el piso, iba a estar mamá para limpiarle las manos llenas de esas piedritas que duelen, y el dolor duraría un instante, porque ese instante era curado por su abrazo y sus labios en esa herida.
"Dale ma, comprame esa muñeca"
Ella que ahora lleva una billetera, que suele ser un problema si esta vacía, y si está llena también. Porque es un sueldo, y uno se rompe el alma trabajando y hay ahijados, hay primos, hay regalos, hay una sociedad que te dice que si así estas vestida vas mal, que así no podrías ser aceptada y que los sueños son pura y exclusivamente para los que tienen mucho dinero.
Hay una parte suya que no sabe si ser mujer o niña, aunque no se de cuenta, no se decide.
Pero aun así, recuerda como abrazar y entregar el alma, por si el otro ya no vuelve nunca mas, es que ahora sabe de ausencias, antes todos iban a regresar. Tal vez en forma de estrellas durante la noche, como flores en un jardín o como brisa entre los arboles, en el calor del beso de buenas noches, de una mamá a la que ahora le duelen las caderas, y se preocupa porque la menopausia parece dar indicios de que se esta atreviendo a tomar su cuerpo; que le golpea en las rodillas y en la espalda, esas nuevas curvas desconocidas que van a quedarse por y para siempre...
Y ya no recuerda lo que sueña...
¡qué lástima!
porque antes soñaba despierta.
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